Semana Santa: Un Tiempo de Recogimiento, Encuentro y Esperanza
- Admin
- Apr 14
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Updated: 1 day ago

En nuestra universidad, donde la espiritualidad es parte viva de la formación integral, la Semana Santa no se vive como un simple feriado o una costumbre más del calendario, sino como un momento sagrado, lleno de significado, que nos invita a hacer una pausa interior para encontrarnos con lo divino, con nuestra historia, y con lo más profundo de nosotros mismos.
Recordamos en estos días la pasión, muerte y resurrección de Jesús, acontecimientos que no sólo transformaron la historia de la fe cristiana, sino que abren un camino de amor, entrega y esperanza para todo ser humano. Esta conmemoración no es solo un mirar hacia el pasado, sino una experiencia viva, que puede resonar en cada corazón dispuesto al silencio, al perdón y a la renovación.
El recogimiento en Semana Santa es una práctica espiritual que une a distintas tradiciones. En el cristianismo, el silencio del Viernes Santo y la espera del Sábado nos enseñan que incluso en la oscuridad, Dios está presente. San Agustín lo decía con la fuerza de quien ha buscado incansablemente: “Tú estabas dentro de mí, y yo fuera… y por fuera te buscaba”. En ese viaje interior, también nosotros somos invitados a mirar dentro, allí donde habita lo eterno.
En el judaísmo, el concepto de teshuvá (retorno) nos recuerda que toda persona puede volver a su centro, a su esencia, y reconciliarse con el Creador. El profeta Isaías habla al corazón humano cuando dice: “Vuélvanse a mí y serán salvos, todos los confines de la tierra” (Isaías 45:22). Este llamado al retorno interior, a restaurar la relación con Dios y con los demás, también resuena en el alma de esta Semana Santa.
La Semana Santa es, entonces, una escuela de humanidad. En ella se entrelazan el sacrificio, la fidelidad, el abandono, el perdón, la amistad, el miedo y la esperanza. Jesús en el huerto, llorando solo, nos muestra que incluso el Hijo de Dios sintió el peso del sufrimiento humano. En la cruz, su perdón desarma el odio: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:34). Y en la tumba vacía del domingo, la promesa se renueva: la vida no termina en la muerte, sino que renace con poder.
Para nuestra comunidad académica, estos días son también una oportunidad formativa. El recogimiento no se reduce a un acto religioso, sino que puede ser vivido como una forma de crecimiento integral. Al desconectarnos de lo superficial y reconectarnos con lo esencial, damos espacio a la reflexión, a la gratitud, y al anhelo de ser mejores personas, mejores ciudadanos, mejores hijos del Creador.
Como escribió San Ireneo: “La gloria de Dios es el ser humano plenamente vivo”. Y esa vida plena no es otra cosa que vivir en la verdad, en la justicia, en la compasión. No importa si vienes de una tradición cristiana, judía, musulmana o de una búsqueda personal más amplia: la Semana Santa puede ser para ti también un tiempo sagrado.
Que estos días nos encuentren abiertos, disponibles, con el corazón dispuesto a recibir lo que no se puede enseñar en libros: el misterio del amor que transforma.
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